Puntuación:
Una película de terror por encima de la media que, sin embargo, patina cuando abraza los tópicos del género y abandona su interesante reflexión sobre la religión.
El gran problema de un película como Heretic es comenzar de manera excelente y acabar de manera muy convencional. Los directores y guionistas Scott Beck y Bryan Woods, responsables del guion de Un lugar tranquilo, ofrecen una primera parte que está llena de humor negro, tensión y certeras reflexiones sobre la conexión entre religión y el poder, aunque finalmente se decanten por un desenlace demasido tópico.
Foto: DeAPlaneta
Así nos encontramos con dos chicas mormonas que salen a predicar. Las dos hablan de asuntos sexuales, como cualquier adolescente, y se dirigen a una zona deshabitada donde visitarán a un hombre que ha mostrado interés por su religión. Este les abrirá sus puertas e intentará demostrar cada una de sus creencias. Lo que ellas no adivinan es que el jugará a ser Dios con ellas dos.
Toda la primera parte, ante que la película se decante por todos los lugares comunes de las películas de terror con psicópatas, es un verdadero hito dentro del género. Beck y Woods demuestran su capacidad para los diálogos inteligentes o la creación de situaciones incómodas y un clima malsano. Todo ello con la complicidad de un estupendo Hugh Grant, que borda ese malvado con flema británica, y las jóvenes Sophie Thatcher y Chloe East, perfectas en el papel de inexpertas evangelizadoras.
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Incluso el filme se atreve a criticar a las religiones como simples pastiches que pretenden lograr el control de la población. Sin embargo, cuando el propio Grant juega a ser Dios con sus dos invitadas, la cinta opta por los ingredientes más sobados del cine de terror: oscuros sótanos, personas sometidas a tremendas monstruosidades y efectismo. Así la ópera prima como directores de largometrajes de Beck y Woods baja unos tantos peldaños su interés y acaba echando por tierra parte de los logros de su excelente comienzo.
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Pese a todo, Heretic queda como un verdadero hito dentro del terror actual, donde abundan las producciones de género adocenadas para gran pantalla y plataformas que no tienen nada que aportar. Quizá que sea un título de la productora independiente A24 tenga que ver con ese toque de distinción respecto al resto.