Puntuación:
Rutinaria y poco inspirada versión hispana de una divertido original anglosajón.
Un funeral de muerte fue una de las sorpresas del humor británico del año 2007. El estadounidense Frank Oz dirigía con ritmo y gracia el último adiós de los familiares y amigos de un hombre burgués con algunos secretos. La receta era la propia de un enredo cómico repleto de sorprendentes giros. El largometraje supuso un inesperado éxito de público y llegó a provocar una revisión en clave afroamericana que llevó un título homónimo en España, aunque no igualó su repercusión.

Casi dos décadas después, Manuel Gómez Pereira, uno de los realizadores de comedia españoles más importantes de los años noventa, retoma aquel argumento en castellano y en clave vasca. Con la ayuda de Yolanda García Serrano, el cineasta ofrece una obra que se limita a ilustrar sin demasiada gracia un guion que en otras manos dio mejores réditos.
En ningún momento alcanza la gracia de la obra de Oz ni su locura. Todo está mostrado con una aburrida corrección. Por otra parte, los elementos más locales no aportan demasiado respecto al original. Ni siquiera acaba de sacar partido a un grupo de estrellas hispanas con nombres del calibre de Quim Gutiérrez, Ernesto Altero, Inma Cuesta, Gorka Otxoa, Hugo Silva, Belén Rueda, Arturo Valls, Secun de la Rosa, Antonio Resines, Jordi Sánchez y Santi Ugalde.

No obstante, a pesar del irregular trabajo interpretativo cabe destacar el trabajo de Otxoa, estupendo como ese tipo que empieza a actuar de manera extraña después de ingerir unos supuestos calmantes; Gutiérrez, perfecto como ese personaje tragicómico que parece el único que le importa realmente su familia, o De la Rosa, genial como un hombre un tanto peculiar. Por el contrario, Rueda realiza uno de los peores trabajos de su carrera en la piel de la desconsolada viuda.
Sin embargo, lo más grave es la falta de energía de un texto que pide verdadero brío y no un trabajo rutinario. Un hecho especialmente evidente si se ha visto el original británico.

En definitiva, Un funeral de locos deja patente que los buenos tiempos de Pereira ya pasaron y que esta nueva revisión es un mero encargo realizado de manera desganada, sin aportar nada nuevo y dejando patente que, a pesar del talento reunido, nos encontramos ante un verdadero fiasco hecho con la única intención de hacer caja. Algo que no sorprende si tenemos en cuenta que detrás de esta película se encuentra Bowfinger, la productora de Santiago Segura y responsable de algunas de las comedias más taquilleras de la última década.