Tuve la suerte el pasado sábado de disfrutar acompañado de mi pequeña de 7 años, y semanas antes de su estreno, de una de las películas más refrescantes y soprendentes del año, hablamos de la nueva joya de la animación de los Estudios Aardman, la divertidísima ‘¡Piratas!’, una comedia que nos gustó tanto a mi hija como a mi, y que seguro será de máximo agrado para públicos de todas las edades.
Esta aventura en Stop-motion de piratas no propone nada nuevo en cuanto a esquema narrativo, ni lo pretende, tampoco su historia es demasiado original, se limita a entretener de la manera más ilimitada posible, desde el principio hasta el fin, dejando una bobalicona sonrisa en nuestros rostros perdurable varias horas después de concluida la proyección.
Un peculiar grupo de piratas y su capitán desean, por encima de todo, ganar el premio al Pirata del Año. Sus aventuras por conseguirlo los llevarán desde las orillas de Isla Sangrienta hasta las calles de Londres. Tendrán que enfrentarse con piratas rivales, con inesperados enemigos, pero también se encontrarán con Charles Darwin e incluso con un chimpancé parlante.
Los ya famosos estudios, creadores de los personajes de Wallace and Gromit y de la deliciosa ‘Chicken run’, proponen otra inteligente y vertiginosa comedia de animación que bebe de anteriores producciones Aardman, está llena de inesperados placeres y detalles ingeniosos. Su humor apto para todos los públicos no menoscaba a nadie, ni a pequeños ni mayores, utilizando los recursos disponibles con la maestría que da la experiencia.
Aunque la película no alcanza la exquisitez de sus predecesoras, con una irregularidad en la narración que ensombrece en algunos tramos la diversión, además de la sucesión de gags que es en ocasiones sobresaliente y en otras algo caótica, su multitud de detalles para el espectador, ya sean homenajes, gags escondidos, personajes históricos como Darwin, la reina Victoria, Jane Austen o John Merrick y unos magníficos títulos de crédito finales que homenajean la época victoriana, son una compensación suficiente para convertir la cinta en una de las propuestas más recomendables del año.
La plastilina funciona e impera sobre el 3D, no demasiado utilizado, y quizás prescindible en una producción de estas características.
Por último y lo más destacable, su apuesta por un humor inteligente y elaborado, diseñado para todos los públicos, la convierte en la mejor alternativa para acompañar a nuestros hijos al cine, sin que el viaje suponga tener que tragarnos alguno de los truñacos para niños que pululan en la cartelera por estas fechas.
Nota: 6,8.