Crítica de cine de la película «On the road».
Este fin de semana tendremos en la cartelera de cine, «On the road», la nueva película de Walter Salles basada en la novela homónima de Jack Kerouac, distribuida en nuestro país por Wanda visión. «On the road» se publicó en 1957 y en parte es una autobiografía de Kerouac relatando los viajes que él y sus amigos hicieron por Estados Unidos y Mexico desde 1947 durante cuatro años. Está reconocida como la obra definitiva de la “generación beat”. Podéis informaros más a fondo en nuestro Especial «On the road» de Ramiro González.
Sal Paradise (Sam Riley) es un joven aprendiz de escritor en New York, acaba de perder a su padre y se encuentra desorientado; conoce a Dean (Garret Hedlund) un ex-presidiario alocado que embauca con su palabrería a la gente y por el que se siente enganchado para salir de una vida rutinaria y vivir nuevas emociones. Junto a ellos viaja Marylou (Kristen Stewart) la novia de Dean, una joven que desprende vitalidad. Los tres salen en busca de su identidad y de nuevos mundos que les hagan alcanzar sus metas, aunque sólo sea la libertad.
Cuando uno no encuentra su personalidad divaga y deambula por la vida con escenas que dibujan un futuro incierto, como los personajes de “On the road”, que van y vienen de una ciudad a otra, sin conocerse interiormente, sin conocer a los que les rodean, sin saber lo que desean ni a lo que realmente pueden o quieren hacer, porque el problema de fondo es que no saben lo que realmente quieren.
Sólo hay un deseo de fondo de uno de ellos, Sal, escribir un libro, durante todos sus años de viaje recoge en una libreta todas las anécdotas, aventuras, y desventuras que van emanando a lo largo y ancho del país, con todos los datos de todas aquellas personas con la que tanto él como su amigo Dean, tienen relación.
“On the road” se podría titular perfectamente “Sexo, drogas y elucubraciones mentales” pues es todo lo que refleja a primera vista, unos jóvenes que quieren disfrutar de la vida con el sexo (Escena erótica), probando lo habido y por haber, en ese ámbito y también en el terreno de las drogas y alcohol, pero en el fondo hay un poso de cimentación de unas bases que costarán que salgan para algunos pero finalmente lo lograrán, algo que a lo largo de esos viajes pensarán con la poesía con la música (jazz) y con sus reflexiones interiores que aunque tardías salen.
Sal lo que desea en el fondo es encontrarse a sí mismo, y lo hace después de cuatro años cuando ve lo que tiene a su alrededor que amigos, viajes y amistad no lo son tanto y hace que aflore en él su deseo, escribir. Aunque puede parecer que toda la trama sea un tanto decrepita y que no nos conduzca a nada el final es alentador, el personaje principal, reacciona ante una situación extrema, y verá cumplido su sueño.
El guión de «On the road» muestra la amistad entendida como apoyo pero sin responsabilidades, en ese momento la edad no lo necesita, sólo son juergas que se repiten a lo largo de un metraje que se hace extenso (y eso que lo han reducido) puesto que las imágenes son casi las mismas, unos jóvenes disfrutando de lo que piensan que es lo mejor, aunque en el fondo y tras mucho deambular y viajar todo desean lo mismo una estabilidad emocional, una casa y una familia, algo por lo que luchar, el contrapunto de lo que están viviendo. Siempre se acaba queriendo lo que no se tiene, en este caso lo desprecian porque piensan que todavía no ha llegado el momento, pero puede cuando lo quieran sea demasiado tarde.
Hay momentos que uno se pierden, por los datos que se van mostrando: los años, las ciudades, repetidas en ocasiones, en innumerables secuencias que muestran los devaneos amorosos de los protagonistas que bien podrían ser de otras épocas, juntándose con gente que muchas veces no sabes de donde han salido. De repente te aparecen actores de la talla de Viggo Mortensen y Steve Buscemi con escenas totalmente fuera de lugar sobre todo la que tiene Buscemi, la decrepitud del personaje de Dean ya se había ido viendo, era innecesaria esa secuencia, quienes lo veáis me contáis.
Todos los personajes tienen un punto de egoísmo que demuestra que el paso del tiempo es necesario para comprender a veces que lo que se hace en un momento dado pasará factura. El guión lo muestra bien, va deshilando historias que van subiendo de tono hasta que al llegar a la cima: el vacío existencial que se han creado a su alrededor les quema de tal manera que o caen o reaccionan.
Podríamos pensar que el director en el fondo vuelve a hacer lo mismo que hizo con “Diarios de una motocicleta”, mostrar un viaje a lo largo de un país en esta ocasión en coche de unos jóvenes en busca de una identidad , de una madurez que les falta, y que pesará el día de mañana. Pero tenemos que tener en cuenta en esta ocasión “On the road” está basado en una novela con lo cual aunque tienen puntos en común es algo que ha sido pura coincidencia o que el tema de los viajes y aventuras al director le gustan.
Una Crítica de cine de Susana Peral.
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