Sandra Bullock y George Clooney protagonizan, en poco más de noventa minutos, una obra maestra del género.
Gravity es una de las mejores experiencias cinematográficas de la historia del cine.
El cine como arte se compone de sensaciones, el espectador se sumerge durante un par de horas en un viaje hacia lo desconocido, arrastrado desde su butaca a un mar de sonidos e imágenes con un claro objetivo un rato de ocio lo más atrayente posible.
La clave está en la composición de ese cóctel, el guión, la banda sonora, los efectos especiales, los actores, el montaje y por último el director se encargan de componer la maquinaria de una obra creada en exclusiva para seducir al espectador, en una búsqueda del nirvana al que se llega cuando en este objetivo se alcanza casi la perfección.
Lo maravilloso de «Gravity» es que Alfonso Cuarón encuentra ese nirvana, ese estado extrasensorial al que se llega cuando se disfruta de una experiencia cinematográfica sin fisuras, sin bajones narrativos, sin defectos aparentes.
Para llegar a este punto Cuarón utiliza gran parte los ingredientes mencionados con anterioridad, un excelente guión, dos actores en estado de gracia, efectos especiales de primer nivel en los que profundizaremos a continuación y una banda sonora tan imprescindible como certera, llamada a sustituir a los aterradores silencios del espacio exterior.
Esta unión perfectamente engranada tiene un añadido que cobra en «Gravity» una nueva dimensión, el 3D. Un efecto utilizado con acierto en muchas ocasiones, todos recordamos «Avatar» de James Cameron, pero con las limitaciones de su uso como recurso embellecedor, como plus estético que aporta espectacularidad, pero que no cobra, ni excesiva importancia, ni el protagonismo que se le podría pedir.
En la película de Cuarón el 3D pasa de recurso técnico a formar parte de la historia de manera esencial, de prescindible recurso a herramienta necesaria para plasmar la ausencia de gravedad, la inmensidad infinita del espacio. Se antoja imprescindible disfrutar de esta experiencia en 3D, además como ciertas salas ya lo ofrecen sin pagar un extra, estoy seguro que vuestra opinión sobre el efecto estereoscópico cambiará con este sobrecogedor viaje al espacio.
Con todo esto «Gravity» se convierte sin lugar a dudas en una obra maestra de la ciencia ficción, el tiempo y el envejecimiento de la obra dirá si en una obra maestra del cine (yo apuesto a que si), además de en una odisea espacial dificil de olvidar.
Esta historia de la ingeniera Ryan Stone (Sandra Bullock) y el veterano astronauta Matt Kowalsky (George Clooney), que sufren, durante una misión espacial rutinaria, un accidente que les deja incomunicados en el silencio del espacio, trasciende los cánones establecidos para, atravesando las limitaciones de la pantalla de cine, arrastrar al espectador a un mar de sensaciones tan bellas como aterradoras.
Sus magníficas interpretaciones, sobre todo Bullock que esta soberbia, engrandecen el conjunto en una película tan corta de argumento como esta.
Alfonso Cuarón convierte a «Gravity» en un thriller espacial tan virtuosamente técnico como humano, en un viaje hacia la redención en primera persona que pocas veces hemos visto en la historia del cine.
Rafael Calderón Luna. Nota: 8,4.
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