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Crítica de Vivir es fácil con los ojos cerrados. Aquel cine de los acomodadores

El día 31 de octubre se estrena en las salas de cine Vivir es fácil con los ojos cerrados, la sexta película del polifacético director y guionista David Trueba.

No puedo estar más de acuerdo con el título de la película, que mejor manera que vivir en la ignorancia ya sea sin ver los telediarios, ni leer los periódicos o como las avestruces que cada vez que sucediera algo poder meter la cabeza en un agujero para que no nos afectara nada.

Vivir es fácil con los ojos cerrados es una metáfora de lo que los jóvenes indistintamente de la época donde les toque hallarse no quieran cerrar los ojos para vivir más fácil si no que quieren ser reaccionarios ante lo que los sujeta, David Trueba posiciona a sus personajes en un marco como es la dictadura, este trabajo es una muestra de esa reacción en dos generaciones bien diferenciadas.

Crítica de Vivir es fácil con los ojos cerrados.

Tres personajes con distintos propósitos se encuentran en un camino lleno de contratiempos, Antonio un profesor de ingles cuarentón que enseña a sus alumnos con canciones de los Beatles en pleno años sesenta en los que había una tensión policial calmada y donde en los colegíos se impartía una fuerte disciplina, este fantástico personaje interpretado por Javier Cámara es un soñador que parece que no va con los tiempos de oscurantismo, tiene una visión más optimista de la vida y quiere hacer realidad las pasiones que le mueven que no es otra cosa que la música de los Beatles y en concreto la vida de John Lennon al que va a visitar a Almería donde se encuentra rodando una película.

En ese viaje se encuentra con Belén una bellísima muchacha de provincias, embarazada que se ve relegada a pasar su embarazo en una institución para evitar el que dirán, ya que es soltera en la España de la dictadura de Franco y que quiere hacer por una vez lo que la dicte su conciencia y no la de su familia y el que dirán del barrio y por último Juanjo un adolescente interpretado por Francesc Colomer que su ímpetu impúber choca generacionalmente como es natural con su padre (Jorge Sanz), un policía de los grises que instaura un dura disciplina en el hogar y por lo que decide revolverse y salir del entorno familiar.

Estos tres personajes viven en Vivir es fácil con los ojos cerrados una preciosa aventura capitaneada por Antonio (Javier Cámara) un personaje optimista que impregna todas sus ilusiones y ansias de libertad a esos dos escuderos que a pesar de tener toda la vida por delante carecen de un punto en el futuro donde acogerse.

David Trueba nos tiene acostumbrados a sorprendernos con historias sencillas sacadas de vidas humildes pero a la vez llenas de contenido y es algo muy complicado que él borda con maestría, es capaz de extraer el máximo partido a los actores y engrandecerlos desde el candor, ejemplo es la sorpresa por ser su primer papel protagonista de la actriz que da vida a Belén, Natalia de Molina que aporta una gran frescura al filme, desde luego hay que tenerla muy en cuenta, Javier Cámara que está en su salsa con papeles más bien cómicos pero que se va adentrando con los dramas con mucha dignidad, ya lo demostró en la última película de Isabel Coixet. Están muy bien Jorge Sanz y Ariadna Gil a los que se les echaba de menos.

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David Trueba ha hecho un drama lleno de nostalgia, amor y con muchas dosis de humor y frescura, una cinta repleta de luz, colorido y gracia a una época oscura de nuestra historia y lo ha hecho de manera elegante, pausada y llena de momentos entrañables, con sutiles alegatos sarcásticos a otros tiempos pero sin incidir.

La fotografía junto con el atrezo es de un impacto visual brutal pero que no deja de ser algo que ya no sorprende tanto, por que estamos acostumbrados a la serie «Cuéntame como pasó» a la que es muy difícil no referirse al ver el trabajo de Trueba, aún así a los que tenemos cierta edad nos gusta ver los complementos y recordar todas las cosas que nos rodeaba en nuestra infancia. El director ha querido homenajear seguro que de manera inconsciente y que quizás tenga más valor ahora que ya no está entre nosotros a Manolo Escobar.

A Vivir es fácil con los ojos cerrados le ha faltado quizás algo más de emotividad para redondear, aun así este fin de semana es un buen momento para viajar en un Seat 850 con los protagonistas de esta entrañable odisea.

Crítica de cine de Antonio Arenas.

Acerca de Rafael Calderón

Crítico de cine, Director y Redactor jefe en Cineralia. Admito que soy un enamorado del séptimo arte que no duda en recordar que como dijo aquel, "Nadie es perfecto"

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