El próximo domingo dos de marzo – como ya bien es sabido por muchos – tendrá lugar la octogésima sexta gala de los premios Oscar.
Como todos los años en los Premios Oscar nos encontramos con mejores y peores candidaturas. Pero, lo que sí es seguro, es que en la mayoría de las categorías no hay un claro vencedor. Nos podemos topar tanto con Cate Blanchett y Meryl Streep por un lado, como con Alfonso Cuarón y Martín Scorsese por otro.
Sin embargo hay algo utópico este año, algo que ha sorprendido a muchos y llamado la atención de otros. ¿Quizás sea qué Bradley Cooper y Jennifer Lawrence han sido nominados a los Premios Oscar, por segundo año consecutivo, gracias a David O. Russell? ¿Qué Meryl Streep no se cansa de acumular nominaciones (y premios)? La respuesta es no. Un – siento la reiteración – contundente no.
Lo que tanto ha removido redes sociales y páginas web es un personaje. Y todo este revuelo ha creado una cuestión en mi cabeza – y me imagino que en la de muchos otros –. ¿A alguien se le pasó por la mente, aunque sea de una manera fugaz, qué el día qué Matthew McConaughey protagonizó Cómo perder a un chico en 10 días llegaría a estar nominado en los Premios Oscar?
Desde aquel año 2003 en el que trabajara con Kate Hudson pasarían muchas cosas, entre ellas, Sahara y Los fantasmas de mis ex novias. Pero en 2012 – sí, el mismo año en el que se iba a terminar el mundo – ocurrió algo. El aclamado director Jeff Nichols (Take Shelter) decidió contar con McConaughey para su, fantástica, Mud. Este hecho, un simple papel, lo cambiaría todo. El veterano intérprete que, por aquel entonces, estaba encasillado en el papel de chico guapo de comedias románticas demostraría quién es y lo capaz que es para esto de la interpretación.
Posteriormente, trabajaría en Magic Mike para Steven Soderbergh donde continuaría agradando a la crítica. Y, finalmente, lograría cambiar los cauces de ese río de la vida llamado interpretación gracias a su papel en Dallas Buyers Club – donde lograría su primera nominación a los Premios Oscar – pero manteniendo, a conciencia, su racha positiva.
No podemos decir que haya recibido un golpe de suerte. Simplemente nos ha demostrado que con trabajo, esfuerzo y pasión todo es posible. Su momento de gracia y su intensificada calidad dramática no ha sido en vano. Gracias a ello a logrado ganarse a la crítica e, incluso, a Martin Scorsese y Christopher Nolan quienes no han dudado explotar ese resplandeciente talento.
Pero, quizás, su mayor éxito haya sido gracias a la nueva serie policiaca True Detective donde, irremediablemente, se ha embolsado a un público que no lo veía en algo que no fuera romántico – cosa, posiblemente, más complicada a qué te nominen a un premio – y a todos aquellos a los que, aún, no creían en él.
Sin olvidar «Killer Joe», otro papelón