Eden Lake (Eden Lake, 2008; Dir. James Watkins – 91 minutos)
Los jóvenes parecen haberse convertido en bestias. Sus padres, incapaces de verse a sí mismos como los culpables no hacen sino mirar fuera de sí en busca de responsabilidades y los dejan marchar. Con esta conversación por la radio, una pareja idílica – en la que se incluye un Michael Fassbender bastante desconocido en aquel momento – llegan hasta un pueblo junto a un precioso lago. En este perfecto paraíso hay agua, pájaros y una panda de chavales – por supuesto de perfectos modales de corte inglés –. Desde el momento en que se encuentran, la historia avanza de manera lenta hasta alcanzar puntos no esperables en un primer momento.
Película más abierta para cualquier tipo de público. Más que el propio terror se trata de esta sensación que recorre el cuerpo mientras tu mente piensa: “estoy yo ahí y me pongo a repartir”. Una anotación especial a un hecho, y es que el doblaje es un poco…sobran las palabras – como en El Resplandor – y resulta preferible verla en inglés.