Hay determinadas cosas en el mundo que es mejor no tocar, a ser posible, ni acercarte a ellas lo más mínimo.
Una Ouija es sin duda una de esas cosas.
No porque crea lo que me cuentan en el film, sino porque es un objeto misterioso, que nadie sabe a ciencia cierta cómo funciona. Algunos dicen que toda la leyenda que la rodea es mentira, otros hablan de cosas horribles que les han sucedido relacionadas con esto. Personalmente, no quiero ver una Ouija ni en pintura.
Para no desviarme mucho más de la cuestión que nos ocupa. Michael Bay, alguien con quien me he reconciliado en sus dos últimos proyectos: Tortugas Ninja, creo que es divertidísima, y una magnífica serie llamada The Last Ship, nos trae ahora una nueva propuesta de terror, que es el del todo incomprensible. No solamente porque no da miedo, sino que únicamente busca el susto fácil. Admito sin problemas que he pegado algún bote, pero más allá de esto, la cinta está exenta de contenido.
Una joven adolescente se suicida misteriosamente. Sus amigos quieren descubrir el enigma que hay tras ese suicidio, y poco a poco descubren que todo está relacionado con la Ouija que tenía su amiga, la cual, la ha utilizado en varias ocasiones. Es aquí cuando la película Ouija se transforma en un producto ya repetitivo de fantasmas con sustos baratos.
Los personajes no tienen ningún tipo de profundidad, parece que al tratarse de jovencitos debe ser requisito indispensable que no tengan ni siquiera media neurona. La atmósfera en algunas ocasiones puede estar algo lograda pero tampoco transmite mucho, más bien todo depende de una banda sonora atronadora que se sirve de los impactos instrumentales en ciertos momentos para asustar.
Parece que en USA la cinta está funcionando bastante bien a nivel de taquilla. En definitiva Ouija es un producto destinado al público juvenil que se encuentra en la época de que solo ven pelis de miedo. No tiene nada más.
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