El actor Dany Boon, en la piel de un simpático paleto, es lo más destacable de una comedia familiar llena de humor burdo.
La carrera como directora de Julie Delpy ha ido poco a poco adquiriendo un cariz más comercial. Sus dos primeras películas no lo presagiaban precisamente: 2 días en París era una comedia romántica que denotaba la influencia de Woody Allen y Richard Linklater, mientras que The Countess sorprendió al revelarse como un curioso y oscuro biopic de la sangrienta condesa Elizabet Báthory.
No obstante, la simpática El Skylab, crónica de la reunión de un clan durante un verano de finales de los años setenta, marcaba las directrices de sus posteriores trabajos al apostar por la comedia familiar más convencional. Un tipo de cinta con el que reincidiría en Dos días en Nueva York, una secuela de su debut que se encontraba por debajo tanto de su ópera prima como de la película que le había precedido en su filmografía como directora. La cuesta abajo prosigue con Lolo.
El argumento de este quinto largometraje tampoco es precisamente original. El filme nos cuenta los problemas que le surgen entre un hombre procedente de una zona rural y el hijo de su novia parisina, un adolescente bastante insoportable que le hará la vida imposible.
La actriz y cineasta francesa, que se reserva el papel de la madre del joven psicópata, apuesta por un humor poco refinado y un tono que va cambiando poco a poco a lo largo del metraje. La cinta comienza como si fuera una comedia femenina gamberra, no tan alejada de largometrajes norteamericanos como La boda de mi mejor amiga o Despedida de soltera, para desembocar en un thriller absurdo con elementos románticos. Entre medias nos ofrece una película familiar basada en las malas pasadas del chaval al pretendiente de su progenitora.
Todo está mostrado en Lolo con bastante falta de sutileza y formas más propias de la sitcom televisiva que de un producto para la pantalla grande. Ni siquiera las referencias al complejo de Edipo del chaval o las bromas a costa de la escasa sofisticación del novio de la protagonista van más allá de lo obvio.
En medio de este despropósito destaca el trabajo de un simpático Dany Boon, que borda el papel de un buen tipo bastante simplón. La interpretación del actor se impone sobre una gesticulante Julie Delpy, que vuelve a repetir su rol de mujer esnob, y un excesivamente desagradable Vincent Lacoste, que subraya demasiado los rasgos criminales del insoportable adolescente.
Crítica de Lolo de Julio Vallejo.
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