El director polaco luchó en la resistencia de su país y se dio a conocer como cineasta con su trilogía sobre aquella experiencia.
Andrzej Wajda estuvo durante 90 años en la primera línea del cine polaco.
Polonia fue uno de los países peor parados en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. En 1939 el país fue invadido por alemanes por un lado y rusos por otro. Stalin exterminó a las élites polacas: jefes de policía, oficiales, intelectuales… incluído el padre de un joven Andrzej Wajda, que poco después se uniría a la Resistencia para luchar contra los nazis en Varsovia.
Años después de finalizar la guerra, Andrzej Wajda adaptó su experiencia en el conflicto en grandes películas. En primer lugar la celebrada trilogía A Generation (1955), Kanal (1956) y Cenizas y diamantes (1958), todas ellas tenían en el papel protagonista a Zbigniew Cybulskim, un James Dean polaco que falleció también tempranamente, en un accidente de tren.
A la masacre del bosque de Katyn (Donde murió su padre), Wajda no dedicó una película hasta 2007, fue Katyn, nominada al Oscar al mejor film de habla no inglesa.
Wajda no dejó en toda su carrera de atacar al régimen comunista, con películas como la también nominada al Oscar La tierra de la gran promesa (1975). Más adelante, ya en los 80, Wajda se volcó en la solidaridad. Tras El hombre de mármol (1976), y El hombre de hierro donde se interpretada a si mismo el propio Lech Walesa Wajda acabó dedicando un biopic al personaje en Lech Walesa, la esperanza de un pueblo. Por El hombre de hierro obtuvo la Palma de Oro en Cannes.
Dirigió más de medio centenar de largos, entre los que destacan Paisaje después de la batalla (1970), Linea de sombra (1977), Sin anestesia (1978), Korczak (1990) y Pan Tadeusz (1999).
En el año 2000, Andrzej Wajda recibió un Oscar honorífico a toda su carrera, una carrera que estaba muy lejos de concluir, el director siguió resistiendo al inexorable paso del tiempo.
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