Sólida versión cinematográfica del personaje de Marvel que triunfa por su bien escogido reparto, los originales efectos visuales y un guion que sabe diluir con humor los elementos de espiritualidad new age.
El «Doctor Extraño» siempre fue una rara avis dentro de los personajes de la editorial de cómics Marvel. Los escritores y dibujantes que se hicieron cargo de la colección protagonizada por el cirujano convertido en mago lograron crear un universo propio que se alejaba un tanto del resto de seres poderosos de la compañía, aunque el hechicero se encontrara frecuentemente con ellos en diversas cabeceras.
Un cierto tono místico y la creación de mundos de estética psicodélica se convirtieron en notas de distinción de unos argumentos que distaban de ser los propios de un superhéroe al uso.
Crítica de «Dr. Strange» («Doctor Extraño»)
El director Scott Derrickson, responsable de cintas de terror tan interesantes como «El exorcismo de Emily Rose» o «Sinister», ha sabido respetar el espíritu del original en su particular traslado a la gran pantalla. El realizador, que firma el guion de «Dr. Strange (Doctor Extraño)» junto a Jon Spaiht y C. Robert Cargill, se toma su tiempo para presentar al personaje, mostrándonos el particular proceso de redención de un doctor presuntuoso y arrogante que se convertirá en hechicero después de un accidente que le impedirá desempeñar su profesión.
El británico Benedict Cumberbatch le ayuda en su empeño dotando a su papel del necesario tono altivo y orgulloso que ya impregnaba sus interpretaciones de Sherlock Holmes en la serie de televisión «Sherlock», puesta al día del mítico personaje de Arthur Conan Doyle, o del matemático Alan Turing en «The Imitation Game» («Descubriendo el enigma»). Igualmente adecuados resultan la siempre hipnótica Tilda Swinton, que otorga un toque casi zen a su particular maestra en las artes místicas, o el siempre sobrio Chiwetel Ejiofor, en el rol de uno de los compañeros en el particular centro de entrenamiento para magos.
Por otra parte, los autores del libreto saben suavizar la grandilocuencia y la espiritualidad new age que ya aparecía en las historietas con unas adecuadas dosis de humor que parecen reírse un tanto de la impostada trascendencia.
En el apartado de aciertos también hay que reseñar la utilización de unos efectos visuales que logran que los diversos planos de realidad donde se mueven los protagonistas se doblen como si fueran papel. Por momentos recuerdan a los usados en la saga «Matrix» o en la visionaria «Origen».
Sin embargo, no todo funciona correctamente en esta versión en imagen real de los tebeos. Un villano escasamente perfilado, al que da vida Mads Mikkelsen con su habitual economía gestual, y el desarrollo un tanto abrupto de la trama, que pasa demasiado rápidamente de la presentación de personajes al desenlace, deslucen un tanto una película que cumple con su cometido: ofrecer un entretenimiento de imágenes espectaculares.
Crítica de Julio Vallejo Herán.
No hay comentarios
Pingback: Bitacoras.com