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Arantxa Echevarría dirige un largometraje repleto de suspense donde sobresalen los trabajos interpretativos de Carolina Yuste, Luis Tosar y Nausicaa Bonnín.
Las películas de agentes de la ley que se infiltran en organizaciones terroristas o agencias de inteligencia enemigas son casi un género. En la mayoría de los casos, se centran en la personalidad de individuos que se ven obligados a ser otra persona las veinticuatro horas del día y tienen miedo a ser descubiertos en cualquier momento. Dentro del cine español quizá el largometraje más famoso sea Lobo, la muy irregular cinta de Miguel Courtois que se basaba en la vida de Mikel Lejarza, un miembro de los servicios secretos españoles que se introdujo en el grupo armado ETA a principios de los años setenta.
La realidad también es la fuente principal de La infiltrada, que en esta ocasión es la experiencia de Aranzazu Berradre Marín, pseudónimo tras el que se escondía una jovencísima policía que estuvo la friolera de ocho años en el entorno de ETA y llegó a convivir con dos de sus componentes. Gracias a su trabajo se desbarataron varias acciones de la banda y se arrestaron a varios de sus integrantes.

Arantxa Echevarría sale airosa a la hora de llevar esta apasionante historia a la gran pantalla. Hay, como en las cintas más personales de la directora, Carmen y Lola o Chinas, un deseo de abordar los problemas feminos en ambientes hostiles que se enfrentan a las injustas opiniones sociales o culturales. En este caso, nos encontramos ante una mujer que logró triunfar en un apartado normalmente masculino, el de la lucha policial contra el terrorismo, siendo quizá la persona que más tiempo ha estado infiltrada en España dentro de una organización criminal.
La realizadora bilbaína, que hasta ahora se había movido entre la comedia y el drama social, pone de manifiesto que también sabe realizar thrillers. Con un guion escrito junto Amèlia Mora, nos muestra la particular desazón de una protagonista de increíble fortaleza emocional que, sin embargo, empieza a desmoronarse cuando lleva ya varios años fingiendo quien no es, apartada de su familia y conviviendo con gente que desprecia con el fin de luchar contra aquello que detesta. Echevarría cuenta con la inestimable ayuda de una estupenda Carolina Yuste, capaz de imprimirle esa mezcla de dureza y sensibilidad que requiere el personaje.

La cineasta no olvida que estamos ante un thriller y sabe crear el necesario suspense en aquellos momentos en el que el personaje principal está a punto de ser descubierta. Por otra parte, describe perfectamente el ambiente cuartelero de un grupo antiterrorista capitaneado por un jefe aparentemente insensible, al que da vida un estupendo Luis Tosar, y que incluye una única mujer que quiere demostrar su profesionalidad más allá de su género, encarnada por una espléndida Nausicaa Bonnín.
En definitiva, nos encontramos ante un perfecto producto comercial al que quizá hay que reprocharle que no se adentre algo más en el ambiente abertxale por donde se mueve Aranzazu.
