Parece que las óperas primas en el cine argentino están de moda si hace una semana se ponía en cartelera «El último Elvis» de Armando Bo, ahora le toca el turno a “El estudiante” de Santiago Mitre, siendo éste el habitual guionista de Pablo Trapero en películas como “Leonera” o “Carancho”.
Puede que no le pudiéramos llamar ópera prima a este su segundo trabajo, pero bien es verdad que si es la primera que hace en solitario, siendo éste un proyecto propio tanto en dirección como en guión.
Roque Espinosa (Esteban Lamothe) es un joven del interior de Argentina de que llega a Buenos Aires para cursar sus estudios universitarios. Pronto se dará cuenta que estudiar no es algo que vaya mucho con él. Las entradas y salidas le van más y mucho más sus encuentros con las mujeres y poco a poco se verá envuelto en algo en lo que él no creía, los ideales políticos. Una de sus profesoras Paula, es quien le introduce en la militancia política, y allí conocerá a Alberto Acevedo un catedrático que le influenciará mucho para que forme parte del partido.
Como si de una trama se tratase los entresijos de los pasillos de la universidad se divisan compactos, con misterio y muy controlados, a la vista de los demás, como si la democracia no fuera algo palpable ni visible o quizás si, dependiendo de qué partido político lo mire. Lo que sí que queda claro después de visionar esta cinta, que en muchos lugares, solo puedes estar a favor de unas cosas o de otras pero no estar en medio, es difícil y casi siempre no bien visto. Hay que tomar partido por lo que sea, ya parezca bueno o malo, porque nunca se sabe porque las apariencias como todo en la vida no son lo que parecen.
Como bien nos dijo su director Santiago Mitre en rueda de prensa, «El Estudiante» tiene un tono documental, ya que aunque todo es ficción (aunque creo que tiene mucho de realidad, y ésta siempre la supera), se rodó en una universidad con la gente de fondo que estaba cursando sus clases y tomando sus clases, según él: “esto es una estrategia documental que tomamos por asalto, porque era imposible hacerlas de un modo ficcional como hace el cine, y para mí era importante que la película mostrase mucha vitalidad y mucha verdad”.
El personaje principal va madurando con los días, llega como si de un novato se tratase, pero también poniéndose el mundo por montera, y finalmente el mundo se le come, se le comen los compañeros, las influencias y las consecuencias de unos actos, que no reflexiona, porque visto desde fuera, parece un muñeco manejable a merced de los superiores en su partido y que mueven a su antojo, y para sus propósitos.
«El Estudiante» muestra el realismo y movimientos políticos que tienen las universidades públicas, puede que a muchos nos sorprenda, ya que en nuestro país, no es algo que se vea demasiado. Toda la publicidad y discusiones que se ven pasadas a pantalla, realmente se viven día a día en las universidades, por lo que el entorno que se ve es real, aunque la historia sea pura ficción.
En palabras del director reconocemos algo básico para entender la película y la política que muestra: “Lo que se dice nunca es lo importante, si no que lo importante es lo que está por debajo”. Es algo que el personaje de Roque Espinosa va desgranando poco a poco con el paso del tiempo, militando en un partido que no sabe muy bien donde le lleva, porque es así le lleva, le maneja y le supera finalmente.
“El estudiante” data del 2011 llegando a nuestro país dos años más tarde, pero con gran recorrido en festivales. En el Festival de Gijón consiguió el Premio a Mejor película (ex-aequo), guión y Premio del jurado y en el Festival de Locarno el Premio Especial del Jurado, ya veremos si en la cartelera española, recibe la misma recompensa con el público asistente.
Una Crítica de cine de Susana Peral.
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