La serie rompe todos los esquemas, y es capaz de batir en audiencia a ficciones tan sagradas cómo Breaking Bad o Juego de Tronos.
Scandal se emite en abierto, en la cadena ABC y está avalada por la genial creadora de Anatomía de Grey.
Por España este culebrón de tintes políticos pasó sin pena ni gloria, Scandal se emitió en el canal Cuatro sin apenas promoción y paso inadvertida para las masas ávidas de nuevos y sustanciales seriales. En Estados Unidos es otra historia, su creadora, Shonda Rhimes, es la gran Diosa de la pequeña pantalla.
Scandal un culebrón de tintes políticos
Scandal es un culebrón capaz de dejar a sus protagonistas a las puertas de los premios Emmy. Su protagonista principal, Kerry Washington, una actriz del montón a la que ni Quentin Tarantino fue capaz de sacar de la mediocridad en su magnífica Django Desencadenado, ha ascendido de repente al Olimpo de las diosas de la pequeña pantalla gracias a su papel de amante del Presidente de EEUU.
La sexy actriz de color interpreta en Scandal a Olivia Pope, jefa del gabinete de crisis de los Estados Unidos, una mujer independiente y resolutiva pero que tiene un punto débil está enamorada del Presidente de EEUU.
Una serie casposa e irregular capaz de enamorar a la audiencia
Catalogada en algunos medios cómo casposa e irregular, lo cierto es que Scandal con sus conspiraciones políticas, los frenéticos magreos en la Casa Blanca e infidelidades varias la han convertido, en su ya en emisión tercera temporada, en un producto adictivo capaz de convencer al más reticente.
Está claro que la serie no llega a la altura de la genial Breaking Bad, ni Juegos Tronos, ni siquiera al nivel de The Walking Dead, ni en narrativa, ni en guión, ni en personajes, pero satisface al público mayoritario, Scandal consigue enamorar a la audiencia y eso al fin y al cabo es lo que importa.
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