Definitivamente estrenar una buena película de género en nuestro país se va a convertir en toda una osadía, como así ha ocurrido con esta cinta que el pasado fin de semana llegó a nuestras carteleras.
Su director Jim Mickle ya nos brindó hace unas semanas Frío en Julio, y parece que el cine independiente es lo suyo y contarnos historias bien llevadas, aunque se trate de un remake, como es el caso que nos ocupa, Somos lo que somos.
Las apariencias engañan, no siempre todo es lo que parece, y si de cara a la galería los Parker son una familia corriente, de puertas para dentro su doctrina de convivencia es muy distinta a lo cotidiano y familiar. La madre fallece en extrañas circunstancias y a partir de ahí la hija mayor deberá desempeñar su labor en la casa, aunque a ella no le guste nada, pues no hablamos de llevar una casa, si no de mantener unas creencias por las que se rige su familia desde hace unos siglos. ¿Será capaz el cabeza de familia de seguir inculcando sus creencias a sus hijos?
Somos lo que somos posee esa sobriedad de toda cinta que esconde algo, que lo quiere narrar pausadamente y te va soltando pinceladas a medida que avanza el film, en este caso los flashback son lo que finalmente nos unirán toda la historia que de primeras parece sencilla e inconclusa, por momentos, pero que tiene un desenlace sorprendente encarnado sobre todo en las actrices protagonistas, que de hecho son las que van dejando pistas de lo que puede acontecer.
Es enigmática y atrayente, con un tono cautivador, algo qué ya me atrajo en Frío en Julio del mismo director, el guión engancha por esa perseverancia en preservar lo mejor e irlo desmenuzando lentamente, con sus justas dosis para ir atando cabos y rellenar una historia convincente y asombrosa, sin dejar de lado la parte oscura que contiene la trama mezclada con el final que ya se nos va por unos derroteros un tanto gore, pero sin excederse, y que es impactante.
Jim Mickle y Nick Damici han elaborado en Somos lo que somos un guión minucioso y concienzudo, atando cada uno de los cabos que de primeras parece suelto, pero que no dejan al azar. Un historia que ha girado en torno a la original Somos lo que hay, pero cambiando matices importantes y dando su toque personal que les ha salido muy rentable en escena. Se deja ver que el trabajo de investigación que ha habido para formar la trama ha sido escrupuloso, y se nota en la dinámica visual y en la narrativa.
Una historia que está marcada por lo arraigado, por mantener las costumbres y las creencias más allá de la sociedad, conteniendo el film una gran crítica constructiva a lo contado, siempre sin juzgar solo exponiendo unos hechos, éstos, que aunque parezcan fuera de los límites no están exentos de credibilidad pues de todo hay, todo ello aderezado en Somos lo que somos por unas actuaciones frías y estáticas, pero convincentes, trasmitiendo lo que esconde cada personaje y empastando en todo momento con los paisajes tenues que se muestran y tanto cuentan.