Resultan curiosos los elementos que unen a La canción, la serie creada por Pepe Coira y Fran Araujo, con Te estoy amando locamente, la película de Alejandro Marín, realizador de esta producción de tres episodios para Movistar+. En ambos casos nos encontramos con obras que muestran a una España en pleno cambio donde los elementos más progresistas de la sociedad española se abrían paso en el decadente y rancio régimen de Franco. Es cierto que el largometraje tenía lugar en los últimos setenta, mientras que La canción tiene lugar en 1968, año en el que nuestro país presentó a Eurovisión el tema La, la, la, escrito por el Dúo dinámico e interpretado finalmente por la madrileña Massiel.

Coira y Araujo, guionistas de la serie, nos muestran los prolegómenos de este pequeño hito dentro del pop en español. La pareja nos muestra cómo la dictadura parecía especialmente interesada en ganar el evento para dar una cierta impresión de modernidad al exterior y legitimarse en cierta forma ante un pueblo que ya empezaba a rebelarse ante un sistema político autoritario. Lo hace a través de un joven arribista obsesionado con ascender y dispuesto a todo para lograr que el deseo del denominado generalísimo se cumpliera.

Mezclando las dramatizaciones con imágenes documentales de archivo de los hechos recreados, los dos showrunners plasman precisamente esos momentos de cambio que se vivían en España, especialmente evidente en el mundo artístico y los movimientos universitarios, frente al gobierno reaccionario que ostentaban el poder. Justamente en esa coyuntura encontramos a ese trepa que encarna magníficamente Patrick Criado.
La serie opta en gran parte por la comedia al mostrar los contratiempos que el protagonista tiene que hacer frente, como la negativa de Joan Manuel Serrat a cantar la canción elegida en castellano y el tono atrevido de la propia Massiel. Hay una crítica evidente a la falta de libertades, pero sin eliminar el tono festivo.

Sin ninguna duda, esa aparente ligereza y su ritmo se convierten en su mayor virtud, aunque también sea su mayor handicap, al no indagar más en los problemas políticos del país.
A destacar, además de la citada interpretación de Criado, la divertida encarnación de Carolina Yuste, que imprime descaro a su encarnación de Massiel, o un divertido Àlex Brendemühl, como Artur Kaps, el realizador austríaco que movió los hilos para lograr el triunfo del tema español. Quizá se eche en falta un actor con más carisma que Marcel Borrás para dar vida al comprometido Serrat.