Antena 3 presentó su nueva serie, la gran apuesta para la noche de los lunes, Velvet protagonizada por Miguel Ángel Silvestre y Paula Echevarría.
En los últimos tiempos hemos podido comprobar un crecimiento exponencial de las novelas románticas en las librerías. Posiblemente sea la de género erótico la que domine el mercado gracias a Christian Grey y sus Cincuenta sombras de Grey, pero si acudimos a las mesas de novedades veremos cómo cada semana hay alguna publicación dirigida a un target especialmente femenino.
Personalmente no me agrada hacer esa distinción de novelas para hombres o para mujeres, pues considero, que si una novela romántica o erótica está bien escrita puede ser disfrutable por cualquiera y puede ser tan buena como cualquiera de otro estilo.
La abundancia de historias de amor en tiempos pretéritos no solo se da en las páginas, también en la televisión. Algunas estarán mejor escritas otras peor. Pero vivimos en la era de los sentimientos, el corazón se impone a la razón, la imagen a las palabras.
Velvet, la nueva serie de Antena 3, es poderosa en cuanto a la imagen. Los decorados, la ambientación, la música, los vestidos, todo es sencillamente genial y nos traslada a ese Madrid de los años 50 que tenía poco que envidiarle al Manhattan de aquellos años.
Elegancia, glamour. Estas son quizás las dos características principales de Velvet, subyacentes a la historia de amor que sirve de eje principal a un relato que seguramente nos depara alguna que otra sorpresa. Protagonizada por Miguel Angel Silvestre, el Duque,( aunque aquí se llama Alberto) y la bella Paula Echevarría, Velvet es una historia simple que no pretende lograr ninguna trascendencia pero cumple su cometido perfectamente como producto de entretenimiento para la noche de los lunes, antes maltratada con el insulto a la inteligencia que tiene por nombre El Corazón del Océano.
Como decía antes, es una soberana idiotez separar las historias por sexos. Sí que es cierto que en principio se construyen pensando en un público concreto, como es el caso de Velvet. Cualquiera puede decir con razón que parece un relato hecho para el entretenimiento de las mujeres, para que se deleiten la vista con el guapo protagonista. Pero esta historia tiene algo más que un romance, pues es un retrato de una sociedad, reflejada en el escenario de las galerías Velvet. Posiblemente esta serie beba directamente de la exitosa Galerías Paradise de la BBC británica, pero no estoy seguro de esto.
Una sociedad marcada por los convencionalismos, clasista. Los ricos e importantes solo pueden relacionarse con gente de su “nivel”. Los de abajo, los más pudientes con los suyos y entonces todo el mundo contento.
Alberto y Ana son el reflejo de esta brecha social. Él, es el hijo del fundador de las galerías Velvet Rafael Márquez (un brillante Tito Valverde), un chico que está destinado a heredar el “fructífero” negocio familiar. Pero no quiere, está harto de cumplir con las expectativas que los demás tienen sobre él, porque no le hacen feliz. Su felicidad depende solo de una cosa: pasar el resto de su vida con Ana, la sobrina del jefe de los empleados de la galería, don Emilio (al que interpreta el gran José Sacristán).
Emilio es uno de los mejores personajes de la serie Velvet por su bondad y cariño hacia la joven Ana a quien considera como una hija. Él y Rafael separan a los dos jóvenes en plena adolescencia con la esperanza de que se olviden mutuamente. Alberto es enviado a Londres para estudiar y trabajar. Pasan unos diez años, pero el amor aun permanece.
La historia del primer capítulo de Velvet ocurre prácticamente todo en día y medio, un episodio que es un conjunto de emociones que van en aumento. “Él es el hijo del Señor, y tú una empleada” le dice Emilio a su sobrina. Alberto regresa para llevarse a Ana con él, para que ambos puedan tener una oportunidad de ser felices, pero rápidamente la desgracia se abate sobre ellos por dos frentes: por un lado, la muerte de uno de los personajes principales, y por otro el accidente de coche que la pareja sufre y que acaba con Ana inconsciente en el hospital.
La escena más bonita del primer episodio de Velvet es cuando vemos a un Alberto lloroso dirigiéndose a su amada, sin darse cuenta de que alguien les escucha desde fuera: “Quiero tener hijos contigo. Quiero levantarme todas las mañanas y ver tu cara”. Quien les escucha es Emilio, y la expresión de su cara lo dice todo, comprende que va a ser imposible separarles.
Los personajes están bien perfilados, especialmente los secundarios, donde encontramos a una Aitana Sanchez Gijón interpretando muy bien a doña Blanca, la jefa de modistas, estricta gobernanta que esconde más de un secreto personal; o a Natalia Millán haciendo de Pilar, la esposa Rafael Márquez, madrastra de Alberto y con el que tiene una relación turbulenta.
En definitiva Velvet es una serie que no cuenta nada original pero aun así sigue siendo agradable, tierna entretenida, y con un toque de misterio que poco a poco nos irá desvelando qué se esconde en cada rincón de las imponentes Galerías Velvet.
Para mi ha sido un desengaño, sobretodo el primer capítulo. Denso, falto de acción y con la historia demasiado comprimida.
La vendieron como una serie original y distinta, y es más de lo mismo.
Estoy de acuerdo que la imagen es buena, la dirección artística es lo mejor de lejos. Buena ambientación, vestuario, etc.
En cuanto a personajes, más que manidos. Se salvan los actores veteranos, que dan clase a la serie. Por lo demás, personalmente la veo floja.